Justo enfrente del Santuario de la Virgen Bien Aparecida, (patrona de Cantabria), a mitad de camino entre Santander y Bilbao, se encuentra “SOLANA”, un restaurante familiar, que después de tres generaciones, sigue haciendo las cosas bien, cuidando la clientela apostando por el producto del entorno.
Con el cambio de esta nueva generación, su cocina se ha modernizado, aplicando nuevas técnicas culinarias traídas del aprendizaje de su hijo Ignacio por los mejores restaurantes del país, hasta conseguir una estrella Michelin (en Noviembre de 2011), pero manteniendo sus raíces, apostando por el producto de cercanía, del valle del Asón ydel mar cantábrico, bien guisado.
Lo primero que te encuentas al subir desde el pueblo de Ampuero por la sinuosa carretera que sube al restaurante, es el Santuario la Virgen Bien Aparecida. Como era pronto entramos a visitarlo, contemplando sus retablos y reliquias. Otra de las cosas que pudimos descubrir fueron sus magnificas vistas a los valles que le rodean, con sus prados verdes, sus vacas pastando y sus pequeñas casonas con sus huertas, desde donde seguro se surte el restaurante Solana el mejor de producto.
Desde el lado del Santuario a primera vista, el aspecto del restaurante es el de una taberna de pueblo ubicada en la planta baja de una casona. Todavía en un lado de la casa conserva el típico bar rural. Pero al cruzar la calle divisas un anexo a la casa donde se sitúa el restaurante. Al entrar te encuentras con un lugar moderno, con amplios ventanales con vistas a los valles, que le aportan mucha luminosidad, nada que ver con lo que a priori pudieses pensar.
Al entrar, desde el primero momento que se acercan a ti las camareras, te das cuentas que te encuentras ante un restaurante familiar, te cuidan, te aconsejan, hacen que te encuentres como en casa.
Nosotros ya veníamos con recomendaciones de amigos, para que optásemos por el menú degustación. Este consta de 2 aperitivos y de 7 medios platos, y vale 60 €, bebida aparte.
Lo bueno del Solana es que el menú degustación no es cerrado, puedes elegir entre todos los de la carta, además de los platos del día (platos de temporada). Nosotros elegimos un plato del día con hongos que no estaba en la carta, un entrante, una carne y un postre, el resto lo dejábamos a la elección del chef (¡¡¡sorpresa¡¡¡).
Primero nos sacaron el pan, gran variedad, hechos por ellos, uno de cebolla, muy rico
Empezamos con un platito con tres pinchos, un chupito de crema de hongos, una croqueta de bacalao, y un salmón marinado con palomitas. Este aperitivo se lo ponía a todos los comensales, fuesen a carta o a menú. Luego nos trajeron el segundo aperitivo, un helado de pimiento del piquillo con anchoa de Santoña. Un filete de anchoa desalado y aderezado en casa, que acompaña a un helado con mucho sabor. Una combinación perfecta.
Luego vinieron los medios platos, 3 entrantes, una carne, un pescado y dos postres.
El primero un plato refrescante, un ajoblanco con tartare de tomate y cigala. El sabor muy bueno, igual que la presentación. Qué bonito era el plato¡, de piedra tallada.
Después Royal de foie con canelón de Módena con espuma de queso pasiego y crema de col de La Bien Aparecida. Uno de esos platos en los que el Chef, le aporta el toque vanguardista pero respetando el producto del entorno. Un acierto. Un poco contundente, por el foie, el queso, un punto de inflexión en el transcurso de la comida, ya que creo que fue un plato que nos lleno en exceso.
La sartén de hongos salteados con huevos de corral, un plato de temporada, que nos recomendaron y no estaba en la carta. Un clásico.
Lubina a la sal con holandesa, patata, creo recordar.
Un cochinillo confitado a baja temperatura, con texturas de manzana, puré, crujiente y sorbete, muy muy rico. El sorbete un contrapunto excelente para refrescar la grasa del cerdo.
De postre: tostada de pan brioche caramelizada con helado de naranja y crujiente de fruta fresca. La tostada, rebosante en leche y con un sabor muy de casa.
el segundo postre un poco más moderno, Una macedonia de frutas tropicales con helado de coco. Muy refrescante ideal para terminar la comida.
Por último, pedimos café, y como no, nos trajeron unos petit fours, de lichis bañados en chocolate y chupito de lichis con espuma…., (no puedo recordar).
Nos despedimos de las camareras, expresándoles nuestra gratitud por su buen trato y lo bien que habíamos comido. Bueno se lo decíamos cada vez que nos recogían un plato, y nos preguntaban “qué tal…?”,… ¡muy bien¡ exquisito¡. Y por lo que oíamos a nuestro alrededor, era la opinión mayoritaria de los todos los comensales que abarrotábamos ese día el comedor.
Bueno, después de las despedidas y de dar un paseíto por los alrededores, con el estómago lleno, pero con una sonrisa de oreja a oreja, por el placer de degustar una cocina, que nos gusta, moderna, pero sin artificios, con buen producto, bien tratado y combinado perfectamente, tomamos carretera hacia casa. Estoy seguro que en muy pocos restaurantes del país se puede disfrutar una cocina tan buena y variada, a ese precio. Y además, con el añadido de que tú eliges el menú de una carta bastante amplia. Seguro que volveremos.