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PLASENCIA, PUNTO DE PARTIDA DE DOS BELLOS VALLES

A principio de este verano de 2018, hemos estado pasando unos días en Plasencia. Llevábamos buen guía, ya que fuimos con mi suegro. Él nació y pasó toda su infancia y juventud en esta ciudad, de la que guarda mucha añoranza.


Plasencia además de ser una ciudad monumental con mucha historia y con mucho que ver, es la puerta de entrada a dos de los valles más bonitos de Extremadura y casi seguro que de toda la península.

El Valle del Jerte, famoso por sus cerezas y sobre todo, por sus cerezos en flor, que forman durante unos días, allá por la primavera, un manto blanco que cubre todo el valle, semejante a un paraje nevado.
Y el Valle de la Vera, famoso por su pimentón, trabajado artesanalmente de la misma manera desde que llegó el pimiento desde América. Esa especie, que como decía un famoso cocinero, si fuese francesa, se vendería como los buenos  perfumes en frasco de cristal y a precio de oro.
Extremadura, junto a Galicia, para nosotros, cuenta con los mejores productos gastronómicos de los que uno puede disponer en la cocina. El cerdo ibérico, buen aceite, excelentes quesos, ……., lo único de lo que puede adolecer la región es de pescado y marisco, aunque el mejor puerto pesquero de España, Madrid, está cerquita.

El primer día que llegamos fuimos a lo seguro, recomendado por unos amigos que viven allí, el Restaurante Tapería Amalu, situado en la plaza Ansano, muy cerca de la Plaza Mayor.


El local es muy bonito, con muchos detalles encantadores, desde la carta hasta la decoración de las paredes, todo nuevo e impecable. Cuenta con varias zonas: el interior con un comedor cómodo y elegante y por otro lado, la parte de la tapería, muy acogedora, para picar unas raciones y tomarte unas buenas cervezas.
Y el exterior, para cenar, que cuenta con una terraza en la placita, un lugar realmente agradable y tranquilo.
El servicio es amable y atento. Excelentes profesionales, que te aconsejan con bastante criterio. Los cocineros estupendos y la comida rica y bien presentada.
Disponen de un menú del día por 18€, con magnífica relación calidad-precio, que está genial y muy bien elaborado. También dispone de una carta, con el mejor producto extremeño y muy bien tratado.
Comimos el primer día de menú, y como nos dejó tan buen sabor de boca, decidimos ir a cenar un día de carta.

De menú pudimos degustar de primero unos un risotto y otros, salmorejo.

Luego, uno de los productos estrellas del cerdo ibérico, “la presa”.

Me encanta esta pieza de carne, siempre jugosa. Estaba sabrosísima.


De postre unos repápalos tradicionales o “sapillos”, un postre clásico extremeño, que ellos han modernizado sin quitarle nada de su esencia. Mis suegros no tuvieron ningún problema en reconocer su sabor, tal como ellos lo recordaban de su infancia.

Lo noche de la cena, estuvimos disfrutando en la terraza del Amalu, con los amigos que nos habían recomendado este establecimiento.
Pedimos primero varios platos para compartir.


Un jamón de bellota D.O. Extremadura, espectacular, de los que se te funden en la boca. Una delicia.


Y una tabla de surtido de quesos extremeños con confituras naturales. Lo dicho anteriormente, esta región tiene un producto inigualable.


Una ensalada, y unas croquetas.

De plato principal, nosotros optamos por uno de los platos recomendados por el cocinero, el cochinillo.


Se trata de una pieza, a la que tras haberla cocinado, se le han quitado todos los huesos, y se le ha dado forma cilíndrica. Después se ha dorado su piel. Un acierto de plato. Calidad y técnica en el tratamiento de esta carne.


Mi suegro pidió un timbal de patatas rotas con huevos y jamón, del que disfrutó como un niño, y mi suegra una pata de pulpo…….por lo que dejó en el plato, le supo a gloria.


Para terminar, sí…, nos habíamos pegado mucho trajín durante el día y traíamos hambre, nos sacaron una tabla de postres, los famosos repápalos, un semifrío de queso y una emulsión de tocinillo vainilla y mermelada de limón.
Lo dicho todo un festín, buenos productos, cocinados con esmero. No se puede pedir más.
Bueno, solo darle las gracias a nuestros amigos, y a los camareros y cocineros del Amalu, por el magnífico trato que nos dieron, nos hicieron sentir como en casa.

El otro restaurante que probamos es un clásico en la ciudad, situado en la Avenida Salamanca, cerca del Acueducto de San Antón y del Parque de los Pinos. El Restaurante Casa Tomás.


Es un establecimiento amplio, con diferentes comedores, preparado para eventos, bodas, comuniones…pero no por ello dejan de dar una magnifica atención individual. Cocina casera, y contundente, con producto de la mejor calidad, esa cocina que siempre perdura tras el paso del tiempo, a pesar de los cambios de tendencia de la sociedad.
Aunque tiene un buen menú del día por 12€ a elegir entre 4 primeros, 4 segundos y 4 postres, nos decantamos por la carta, porque no queríamos irnos sin probar la pierna de cabrito asada, el que cuentan que es el plato  estrella de esta ciudad.

Antes, unos pedimos de entrantes una parrillada de verduras naturales, muy rica con ese toque ahumado que le da la parrilla, un éxito.

Otros optaron por un gazpacho, bien acompañado de abundante guarnición

y unas super croquetas de bacalao  bien rellenas.


Después vino la ansiada pierna del cabrito. Recién salida del horno, exquisita, crujiente por fuera y jugosa por dentro.
A mi suegra no le apetecía mucho el cabrito, será porque le recordaba a mí, (es broma), y pidió sepia a la plancha. Para ser zona alejada del mar, estaba super tierna y muy sabrosa.
No pudimos con los postres, quisimos dejar hueco para la tarde, cuando íbamos a visitar la Isla, y comer allí unos helados. La Isla es un espacio lúdico al lado del río Jerte, con bastante arbolado y con una temperatura mucho más agradable, que la que hace en verano en el centro de la ciudad. Aunque nosotros no nos podemos quejar ya que durante nuestra estancia, hizo una temperatura mucho más suave de lo que suele ser habitual en estas fechas.
En resumen, una magnifica elección si se quiere comer comida casera de la de siempre en Plasencia, y degustar una buena pierna de cabrito. Además, comentar que la atención en el restaurante por parte del personal fue muy atenta, tanto en el servicio, como en la ayuda en la elección de los platos, a pesar de estar abarrotado de gente.

¡Y cómo no!, antes abandonar la ciudad, en la tienda que hace esquina en la plaza Ansano, donde está la Tapería Amalu, no pudimos evitar cargar el coche de buenos productos extremeños, embutidos ibéricos, morcilla de calabaza, pimentón de la Vera… unas tortas del Casar, y  unas perrunillas de Pasarón. Y de regalo, de esos buenos amigos, de los que tanto hemos disfrutado, unas impresionantes picotas. ¿Se puede pedir más?

“Plasencia, …volveremos a visitarte”.


Restaurante Taperia Amalu

Plaza Ansano 1, 10600 Plasencia

Restaurante Casa Tomas

Avenida Salamanca 12, 10600 Plasencia

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