Hemos pasado esta Semana Santa del 2017 en Granada. La capital del Reino nazarí, fue una de las ciudades más prósperas de Europa entre los siglos XIV y XV. Su caída el 2 de enero de 1492 supuso el final de Al-Ándalus, pero no el final de su belleza.
Granada es una de las ciudades más bonitas porque entre otras muchas cosas tiene la Alhambra. Paseos mágicos como el de los Tristes donde el rio Darro con su escaso caudal, nos guía hacia la antigua ciudadela que custodia los reales palacios de la Alhambra.
El Albaicín, con sus empedradas cuestas y sus magníficas vistas desde los miradores que la circundan. Su Catedral, su Capilla Real donde están enterrados los Reyes Católicos, la Basílica de San Juan de Dios o el Barrio del Sacromonte con sus casas cueva y sus tablaos flamencos, … Pero nosotros además de su belleza arquitectónica destacamos su ambiente y sus gentes. Esa gente que no deja que se pierda uno de los emblemas que identifica a Granada, casi tanto como la Alhambra: sus tapas. Esa costumbre que se está perdiendo en otros lugares, de ofrecer, gratuitamente, al consumidor con cada bebida, una tapa de acompañamiento. Granada es una ciudad para conocerla a pie y perderse entre sus callejuelas. Por eso en cada barrio encontraremos una ruta de bares donde te ofrecen las tapas más sorprendentes. Locales donde poder tomarte una cerveza bien fría, con algo de combustible para continuar la visita de la ciudad. A nosotros nos ofrecieron de todo, desde coquinas y pescadito frito, hasta un rico plato de paella o carne guisada. Una pasada para ser gratuitas.
Cuando hablamos de tapas hay un aspecto que tenemos que tener en cuenta. En la mayoría de los establecimientos esta tradición solo se lleva a cabo por la mañana de 13 a 16 horas y por la tarde noche de 20 a 00 horas. El resto de horario, la bebida no lleva acompañamiento gratuito.
Pero la gastronomía de Granada, que es de lo que hablamos en este blog, es mucho más que sus tapas, por eso durante los pocos días que disfrutamos de esta ciudad, nos propusimos dar buena cuenta de ella, dentro de nuestras posibilidades.
Intentamos probar un poco de todo, desde lo más tradicional, hasta los nuevos aires que van surgiendo.
La gastronomía tradicional de Granada se enmarca dentro de la cocina andaluza, pescadito frito, salmorejo,… pero también coge aportaciones de su pasado musulmán y judío, por lo que podemos decir que es rica y variada, y nosotros no teníamos muchos días, por lo que teníamos hacer una buena selección.
El primer sitio donde comimos fue “El Mercader”. Un local nuevo, al mando de una pareja experimentada en la que ella lleva la cocina y él la sala. Local pequeño, situado por detrás de la Plaza Nueva, donde se debe reservar con antelación, ya que está en los primeros puestos de Tripavisor, por las buenas críticas de los usuarios de este portal, y eso significa estar en boca de mucha gente.
El trato por el dueño y la comida fue muy bueno. Daba pena la cantidad de gente que entraba para comer y se tenía que ir, porque el establecimiento estaba lleno con las reservas.
De primero para compartir pedimos una ensalada de garbanzos fritos. Muy rica, con el crujiente de los garbanzos y las pipas de calabaza y el toque de pimentón. Muy acertado.
También para compartir, elegimos un plato de casquería, huevos revueltos con sesos. La casquería es muy típica de esta ciudad y nos gusta. Estaba riquísimo, super jugoso y suave, por la cebolla y el pimiento confitado que llevaba. Fue el plato que más nos gustó.
De principal pedimos un tataki de atún para mí, y presa con mojo para mi mujer. El atún estaba en su punto pero lo que le acompañaba no fue del todo de mi agrado. La mahonesa de wasabi, muy fuerte. Al final el plato me pareció un exceso de sabor y de cantidad de atún, que acaba cansándote.
El de mi mujer estaba mucho más equilibrado. Carne en su punto, rica salsa y buen acompañamiento. Para finalizar una tarta de limón. Rica.
El precio bien para la cantidad y calidad de los productos que ofrece. No es un restaurante barato, pero lo que ofrece está de acorde con lo que pagas.
Por la tarde vimos hueco en uno de los establecimientos más demandados de Granada “Los Diamantes”, también en la Plaza Nueva, templo de la fritura, de sus pescaditos y mariscos. Tomanos unas cervezas y nos pusieron una tapa de rosada. Qué añoranzas me vinieron a la mente de mis veranos en Fuengirola, y de los platos de este pescado que nos cocinaba mi amigo Juan Manuel.
Ya puestos en faena, decidimos quedarnos a cenar (nosotros de vacaciones usamos el horario europeo, comemos y cenamos pronto) y pedimos media ración de calamares, media de pescadito variado y media de mollejas. Todo en su punto. Riquísimo, repetiríamos otra noche.
Aunque en hora punta siempre está abarrotado, los camareros son súper amables, y guardando cola, siempre buscan un sitio para que te sientes a comer. La gente en este local no permanece mucho tiempo sentada y el movimiento de comensales es rápido.
Creo que es un restaurante imprescindible en la visita esta ciudad, sobre todo si en tu viaje no pisas la costa andaluza, donde se sirven también magnificas frituras de pescado y marisco.
El día siguiente como habíamos estado en el barrio de Sacrosanto, y nos hablaron de la rica tortilla que lleva su nombre, elaborada con sesos de ternera, criadillas u otros tipos de casquería, decidimos comer en el “Restaurante Los Manueles” Otro emblema de la ciudad, famoso porque en su día cerraron el comedor para que el entonces Rey de España, ahora emérito, probase esta tortilla. Con el paso de los años ha venido a menos, por lo que nos comentaron. Lo pudimos comprobar entre otras cosas por el personal. Muy amables pero escasos, no daban abasto para atender a los comensales que abarrotábamos el comedor. Pedimos la tortilla, rica pero para mí gusto, un poco seca, estaría mucho mejor si fuese más jugosa. Luego pedimos unas croquetas, que también tienen fama. Grandes, pero solo correctas.
Y berenjena frita con miel, un clásico de la gastronomía nazarí. Nos gustaron mucho.
Salimos satisfechos, más por la buena atención de los jóvenes camareros, que por su cocina. Que no estaba mal, pero sin más pretensiones. Aguanta, pero no se puede vivir siempre de la fama del pasado.
Un local que no quiero dejar de comentar es el “Restaurante Bar León”, en la calle del Pan, cerca también de la Plaza Nueva. Es un restaurante castizo, impregnado de la pasión de sus dueños por la Semana Santa. Sus paredes y techo estaban engalanadas de carteles de la Semana Santa de diferentes lugares de la península y otros emblemas cofrades.
Estaba lleno de gente de la ciudad y de nazarenos, cogiendo fuerzas para las procesiones.
Tomamos unas bebidas y nos sirvieron de tapa, un señor plato de paella. Estaba riquísimo. No dejamos ni las cáscaras de las gambas….. Como nos había gustado la paella, pedimos un par de raciones más, ensaladilla, sesos y tortilla.
Nos sentimos como en casa, tanto por el trato, como por la comida. Nos fijamos que tenía menú del día, a muy buen precio sobre los 10 euros. Estuvimos visionando los platos que sacaban del menú y la verdad que muy buena pinta, caseros y bastante cantidad. Buena opción para comer bien y barato, en un establecimiento con tradición y ambiente cofrade.
En nuestro último día no intentamos buscar ningún restaurante, nos quedamos al lado del apartamento que teníamos alquilado, el Bar Fede. Cada noche que llegábamos al apartamento lo encontrábamos abarrotado, y el segundo día, decidimos hacer una parada antes de subir a pernoctar. Nos sacaron ese día una tapa de coquinas y otro día una tapa de carne guisada. Como ese último día el tiempo nos apremiaba decidimos comer ahí. Pedimos otros dos platos clásicos granadinos, habas con jamón, guisadas en aceite de oliva y coronadas con par de huevos fritos, y media ración de rabo guisado.
El plato de habas fue contundente, nos dejó casi llenos, menos mal que solo pedimos media de rabo.
También habíamos sacado de aperitivo una concha de soldaditos de Pavía.
Es un bar en el centro, pero apartado un poco de las rutas de tapas. Siempre está lleno de gente autóctona. Por lo que pudimos comprobar no nos extrañó, buena cocina y magnifico trato del personal. Aunque repetimos esta frase muchas veces, es cierto, en todos los locales en los que estuvimos la atención de los camareros fue de diez, y eso hay que reseñarlo. Ya podían tomar nota de este comportamiento, algunos conductores de autobuses o de la oficina de información, agobiados por la gran cantidad de turistas que se agolpaban esos días en Granada.
Tres cositas más antes de terminar, aconsejaros la “Heladería Los Italianos”, en la Gran Vía. Sus helados, riquísimos. Probamos sus tartas heladas de chocolate y caramelo, cuya raciones colocan en los cucuruchos, como su famosa cassata, de fresa con el helado vainilla y nata. La verdad tenía mucho éxito, no me extraña, con lo rica que estaba, y el calor que hacía. Aunque había mucha gente, el servicio es rapidísimo.
La segunda si hacéis alguna paradita en una cafetería no dejéis de pediros un pionono. El pionono es un postre pequeño tradicional de Santa Fe, pequeña ciudad muy próxima a Granada. El pionono consta de dos partes: una fina capa de pasta enrollada en forma de cilindro, y otra coronando, de crema tostada.
Y si os gusta el té, no dejéis de disfrutar en la calle Calderería Nueva, de una de sus coloridas teterías, y sus pastas rellenas de frutos secos y azahar.
Y la tercera las pizzas de “Grazie Mille”, auténticas pizzas italianas, de masa fina y crujiente, para llevar. Un acierto para comer un tentempié rápido, sabroso y barato.
Otro sitio con cocina italiana para llevar rica y a buen precio es “Viva María”, un establecimiento que nos recomendaron, pero que no podemos ponerlo nota, porque al final no tuvimos tiempo de probar su comida.
Como veis hemos disfrutado de lo lindo, aunque solo hemos podido probar una pincelada de la variada gastronomía de Granada, pero como siempre decimos, seguro que volveremos.
Direcciones de interés:
EL MERCADER: Calle Imprenta 2
GRAZIE MILLE: Calle Gran Capitán 15
VIVA MARÍA: Calle San Jerónimo 10
RESTAURANTE LOS MANUELES: Calle Plaza Nueva 13
BAR FEDE: Calle Marqués de Falces 1
RESTAURANTE LOS DIAMANTES: Plaza Nueva 3
RESTAURANTE BAR LEÓN: Calle Pan 1
HELADERÍA LOS ITALIANOS: Calle Gran Vía de Colón 4