Esta Semana Santa estuvimos unos días en Valencia. Lo que más nos sorprendió cuando llegamos fue la luz. Venimos del norte, días grises y lluviosos, y nos encontramos con una luz que todo lo empapa, que te da vida, te invita a pasear y te da fuerzas para disfrutar de la ciudad.
Valencia es una urbe que cuenta con un buen sistema de transporte, pero sin duda la mejor opción para conocerla es paseando. El antiguo cauce del rio Turia, que atravesaba la ciudad, ha sido transformado por un magnífico paseo lleno de centros de actividades lúdico-deportivas, con juegos infantiles y que finaliza en la majestuosa Ciudad de las Artes y las Ciencias, estandarte de la imagen de la Valencia actual y de los desmanes de algunos gobernantes.
Por lo que se refiere a la gastronomía que es de lo que tratamos en este blog, decir que aunque veníamos predispuestos a no estar todos los días comiendo arroz, al final hemos caído en la tentación y hemos probados bastantes, y de muy buena calidad. Junto con la horchata bien fría y los fartons que la acompañan, (para reponer fuerzas después de darnos un atracón de monumentos), han sido los productos estrellas de estas vacaciones, no sé si hemos pecado de tópico del turista, pero bendito pecado.
*El primer día comimos en el Restaurante Navarro, al lado del apartamento que habíamos reservado. Se encuentra muy cerca del Ayuntamiento, y es un restaurante familiar. Eso se nota en el trato, a los diez minutos de estar sentados, nos sentíamos como en el salón de nuestra casa. Las dueñas, nos trataron con mucho cariño, pendientes de cada detalle.
Fue nuestra primera paella, un arroz al horno, muy, muy bueno. Una capa ligera de arroz y bastante socarrat, muy buen sabor, y punto perfecto del grano.
De entrantes de nuestro menú del día (22€), una ensalada vegetariana con frutos secos y tofu, y un crujiente de verduras sobre salsa de pisto. Todo producto de cercanía y de primera, verdura fresca, y mimo en la cocina. Un acierto. No pudimos repetir restaurante, porque cerró por vacaciones el resto de los días que estuvimos.
*El segundo día, asentados ya en la ciudad, quisimos probar algo diferente. Fuimos a comer al Karak, un restaurante moderno situado en el Hotel One Shot Mercat. La Chef, Rakel Cernicharo, fue ganadora de la Edición 2017 del concurso televisivo Top Chef. El mismo hotel, cuanta con dos locales para comer, uno donde ofrecen un menú degustación por 55 € (14 bocados), y uno más informal, con comida para picar, en una barra con vistas a la cocina.
Elegimos este segundo. Después de esperar en el hall del hotel, se nos presentó el maître con pinganillo, tipo guardaespaldas, y según daba instrucciones a la sala que iban dos personas, nos invitó a subir.
Buen trabajo de las camareras, muy amables y profesionales; y de los cocineros que teníamos delante, realizando su trabajo frenéticamente. Me gustó el concepto, el diseño de la vajilla, la presentación de los platos, pero no me conquistó del todo su cocina.
Esperaba algo más. Las expectativas eran muy altas, igual fallamos en nuestra elección. Cogimos un buñuelo de bacalao y unas croquetas de diseño, una de pulpo y otra de sepia (mejor esta segunda). A los tres productos les faltaba la textura crujiente. Ambos no estaban fritos en el momento, sino que los calentaban en el horno (previamente sacados de la nevera), así, no pueden quedar crujientes, como creo que deberían quedar.
También degustamos unos wantun de gambón, esta vez sí que nos los sacaron crujientes, con lo que no nos defraudaron; y un plato de noodles con rabo de toro, una pasta con toque asiático, pero de nuevo esperábamos algo más.
Lo que más nos gustó y que vimos como lo preparaban con esmero delante de nuestros ojos, fueron los postres, una croqueta de manzana con creme brûle de vainilla y un “sublime de naranja”, muy vistosos y deliciosos ambos.
Un sitio que recomendamos por original y diferente. Al final nos fuimos con una buena sensación, a pesar del descontento que tuvimos con las croquetas y el buñuelo.
*Nuestro tercer día, como hacia un bonito día de sol, decidimos visitar la playa de la malvarrosa. La playa de la ciudad, con un largo paseo para disfrutar del mar y el sol de Valencia.
Como estábamos en unos días complicados, reservamos en un restaurante en el paseo, que nos habían comentado, el Restaurante La Paz. Cogimos el menú de la casa.
Tostada con tomate natural, ensalada valenciana, pescadito frito, paella del senyoret, postre y bebida, todo por 22 €. Lo mejor el pescadito, la paella fue la peor de las que hemos probado en Valencia, muy buena de sabor, pero bastante pasado el punto del arroz.
No es de extrañar, el local estaba a rebosar de gente y el 100% pedían paella, es imposible sacarlas todas en su punto. Las vistas al mar y el precio pagado por este privilegio, lo mejor.
(Continua 2ª parte)
DIRECCIONES
Restaurante Navarro
Calle Arzobispo Mayoral, 5
46002 Valencia
Karak
Calle Músico Peydró, 9
46001 Valencia
Restaurante La Paz
Paseo Neptuno, 68
46011 Valencia