El pasado verano 2020, estuvimos un fin de semana en Vitoria, pero nos faltó tiempo para visitar todos los restaurantes que teníamos previstos, así que repetimos estancia en julio de 2021.
Para alojarnos volvimos al Hotel NH Canciller Ayala, ubicado en uno de los laterales del Parque de la Florida, a un paso del Centro y cerca de los restaurantes que íbamos a visitar.
Uno de esos restaurantes que nos faltó y ahora hemos visitado, es el KROMATIKO, un local que abrió sus puertas en el 2020, con jóvenes chef de diferentes lugares del mundo, con ganas de presentar a los comensales una cocina diferente, priorizando el buen producto, de cercanía, con toques de aquí y de allá, donde destaca en la técnica de cocinar muchos de sus platos la brasa, en forma de kamado. El kamado es un horno-barbacoa de cerámica con forma ovoide que permite gran versatilidad en la cocina gracias a un magnífico rendimiento, tanto a temperaturas muy elevadas como a temperaturas muy bajas.
Al llegar nos encontramos con un local moderno, decoración sencilla y un personal de sala joven.
Solo tienen carta, y aunque no es muy extensa nos costó elegir los platos.
Con la bebida y el pan que pedimos (una ración, una cestita de 4 panes individuales diferente), nos trajeron un cuenco con poco de aceite, lo que ya se está convirtiendo en cotidiano en muchos restaurantes. También nos sirvieron un canapé de chistorra con pimientos asados.
Al final nos decantamos por compartir los primeros platos elegidos.
En primer lugar, un par de croquetas de txuleta madura. Unas croquetas super cremosas elaboradas con carne de chuleta, presentadas con un pequeño filete por encima a modo de txapela.
También elegimos un par de Lobster Roll a la brasa, un pan brioche, plancheado en mantequilla relleno con una sabrosísima farsa de nécora y txangurro, y culminado con unas tiras de carne de bogavante.
Uno de los platos que más nos gustó, por el sabor y cremosidad de su relleno, y el aroma a mantequilla tostada. Resulta un bocado sublime, aunque el precio puede parecer excesivo.
Después vinieron unos mejillones picantes estilo Thai, un cuenco de mejillones de roca, preparados a la brasa, sumergidos en una salsa picante a base de leche de coco, jengibre y otros ingredientes de la cocina tailandesa. Aunque el plato está muy conseguido, para mi gusto es excesivamente picante, anestesiando el paladar, lo que dificulta apreciar el resto de ingredientes que conforman el plato.
Luego elegimos un plato cada uno, Pochas con kokotxas de bacalao a la brasa, con habitas baby, puntillas y salicornia. No sé, pero me dejó con muchas dudas. Para mi gusto eran dos platos, uno de pochas, y otro de puntillas y kokotxas a la brasa. No estaban integrados los sabores, y no alcanzó las expectativas que tenía, que eran muchas, cuando vi los ingredientes.
El otro plato principal, fue uno de carne, carrillera de vaca asada en kamado y cantharellus, carne tierna que se deshacía, con una salsa rica, con mucho sabor.
A la hora del postre, escogimos una torrija de té matcha caramelizada con crema de chocolate blanco y frutos rojos que elaboran al momento. Una torrija muy ligera y muy embebida, que no resulta nada pesada.
Y un Goxua tropical, reinterpretación del postre característico de Vitoria-Gasteiz, con una capa de espuma de coco, crumble de almendra, crema de maracuyá y plátano, caramelo de ron y esferificaciones de lichis y maracuyá. Al igual que la torrija no nos resultó pesado. Ambos postres nos gustaron y muestran a la perfección la cocina de fusión de los cinco continentes con la que los responsables del Kromatiko, quieren satisfacer a sus comensales.
Con el café nos trajeron unos Petit Fours para acompañar, unas gominolas artesanas de futas y dos trufas.
A la hora de traernos la cuenta nos sorprendieron, ya que venía en una original caja de música en forma de caja registradora antigua
La experiencia fue muy buena, buen producto, bien trabajado, buen trato por parte del personal de sala, un restaurante muy recomendable para ocasiones especiales, ya que el precio es moderado.
Por la tarde tras un largo paseo y realizar la ruta guiada del libro “el misterio de la ciudad blanca”, una original visita que dispone el Ayuntamiento, hicimos parada en uno de los restaurante más afamado de la ciudad, el SAGARTOKI.
Hace muchos años que no lo visitábamos, y su bocado de ”huevo frito con patatas” para nosotros es uno de los mejores pintxos que hemos probado, un estallido de sabor en la boca que invade el paladar. Pedimos dos para cada uno, el clásico y el de trufa. El de trufa es puro sabor, muy, muy rico. Lo que no nos pareció tan correcto fue que nos lo sacaron bastante grasiento, sin acabar de escurrir.
También cogimos la “tortilla de patata de Senén” elaborada en el momento. Viene con dos salsas, una de trufa y otra de mostaza. Creemos que si la tortilla está rica, no le hace falta esas salsas, ya que le tapa el sabor propio. La tortilla que nos presentaron estaba muy poco cuajada. No sé lo que pasó, pero no quisimos probar más, no era el día, la tortilla nos pareció muy sosa, y demasiado líquida. Nos dió un poco pena, además creo que se han estancado, a diferencia de otros establecimientos la oferta de pintxos me parece escasa, y siguen viviendo del pasado, de su pintxo estrella, del buen local y su buen emplazamiento. Espero que sea pasajero.
Al día siguiente antes de volver para casa, y de darnos un largo paseo por el anillo verde que recorre la ciudad, decidimos pasarnos por el Restaurante PerretxiCo y coger para llevar una caja TAKE AWAY, con varios pintxos para comer.
Uno de los que elegimos, que teníamos ganas de probar, fue la vacuna del laboratorio perretxiCo; un buñuelo de masa de pan relleno de tartar de vaca y anguila ahumada con inyección de su jugo. Finalista de la semana del pintxo de Álava 2020. Este establecimiento siempre está innovando bocados nuevos.
Esta “vacuna” nos resultó original y deliciosa, tienes que inyectarle a la pelota rellena de carne el jugo, todo un guiño a lo que está ocurriendo estos días.
El resto de los bocados elegidos, más clásicos pero igual de sabrosos. Uno de pollo al curry, y otro de queso de cabra.
Además cuenta con sus famosas traineras, una especie de pizzas alargadas de pan cubiertas con excelentes viandas, su rica ensaladilla y sus famosas croquetas,….hasta opciones de postre. Un restaurante que cuida todo, y tienes gran variedad de opciones, buen desayuno, Ir de pintxos, buenas raciones, diferentes menús: Menú del día, Menú de pintxos ; tarde de Tapeo y Cenas. Imprescindible si visitas Vitoria.
Además también nos llevamos dos Goxuas de la Pastelería y Confitería Luis López de Sosoaga, del local que tiene situado al lado de la Plaza Virgen Blanca. Una pastelería fundada en el año 1868, donde prima la calidad y autenticidad de sus productos y la pasión por la elaboración artesanal
“ Padre” de la receta de este postre, el más famoso y representativo de la ciudad.
Sin lugar a dudas uno de los referentes del sector pastelero, que no puedes dejar de visitar si te gusta el dulce.
Como siempre que visitamos esta ciudad, fin de semana perfecto, buenos paseos, buena cultura y buena gastronomía…….seguro que pronto volveremos para descubrir nuevos rincones.
RESTAURANTE KROMATIKO
Beato Tomas de Zumarraga N0 2, 01008, Vitoria-Gasteiz
RESTAURANTE SAGARTOKI
C/ Prado, 18 – 01005 – Vitoria-Gasteiz
TABERNA PERRETXICO
Calle San Antonio Nº 3 bajo 01005 Vitoria-Gasteiz
CONFITURAS SOSOAGA
Calle Diputación 9 01001, Vitoria-Gasteiz