Restaurantes

Un Restaurante De Carretera Con Parada Obligatoria

Entre la carretera que va de Tapia de Casariego a Ribadeo, nos encontramos con un restaurante de carretera, “El Álamo”.  Siempre que lo hemos visitado, lo hemos encontrado bastante ocupado, por algo será.
La primera vez, como ya hemos recalcado en otros post, pecamos de novatos y pedimos dos fabadas, una tradicional para mi mujer y otra con almejas para mí. Las cantidades eran desorbitantes, y dejamos más de la mitad cada uno. Como siempre de segundo, yo pescado y mi pareja carne. Igualmente las raciones eran copiosas, y dejamos una buena cantidad en el plato. Echando la vista a los parroquianos que estaban alrededor, muchos de ellos veraneantes y algunos residentes en el municipio, vimos que pedían ensaladas o fabes para compartir. Por eso, el resto de los veranos de trasiego a Galicia, no hemos pecado de ingenuos y hemos compartido platos, con lo que la relación precio calidad, se transformaba en muy buena. Este año coincidimos con la celebración de la jornada gastronómica del bogavante. Había un menú cerrado con varios platos para elegir, entre entrantes y principal, elaborados con este  gran marisco, el precio 18 € por persona, bebida no incluido. Yo creo que un muy buen precio, para lo que ofertaban.

De entrante, cogimos croquetas y pastel de bogavante. Muy ricos ambos, con mucho sabor, aunque igual pecaban de poco marisco. De plato principal, nos decantamos por la paella (había, fabes con bogavante, fideua,..). Nos le pusieron al contrario que por estos lares, que suelen poner el arroz con bogavante caldoso, seco, como una paella, lo que a mi mujer le gustó mucho, porque le encanta este tipo de plato. Nos pusimos de arroz hasta arriba. Estaba bueno de sabor y de punto, al igual que el bogavante, difícil, para la cantidad de paellas que sacaban de la cocina.

El restaurante estaba a rebosar, menos mal que reservamos. De postre, a elegir entre los de la casa. Yo cogí una tarta de Covadonga, chocolate, bizcocho, crema de naranja….bien, aunque espera algo más. Igual fue, porque mi estómago y mi paladar estaban ya saciados. Mi mujer helado.

Por la tarde fuimos como siempre a dar un paseo por Tapia, sobre todo por su playa y desde ésta bordeando la costa hasta el puerto pesquero.
Al final de la tarde nos refugiamos en una pastelería cafetería a tomarnos un cafecito con un pastel, que rico estaba. Toda Asturias creo que tiene tradición por las chocolaterías y pastelerías, aquí les gusta comer y uno de estos placeres también son los dulces.
Merece la pena la visita de este pueblo tanto si te gusta la playa, surfear o si buscas la tranquilidad de un pequeño pueblo costero.
Seguro que el próximo año volveremos y quizás detengamos el coche otra vez “el Álamo”, siempre es una buena alternativa.

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Y el siguiente año……. volvimos a parar en el Álamo, y de nuevo coincidimos con las jornadas gastronómicas del bogavante. Esta vez pedimos las fabes. Cazuela espectacular y contundente para dos personas.

 


Seguro que no será nuestra última parada…….

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