Hay que reconocer que este nuevo Bilbao, turístico y comercial, es más bonito, limpio y cosmopolita que su antepasado, industrial, oscuro y triste. El cambio como todo el mundo reconoce, se debe a la apertura del museo Guggenheim. Un museo que ha puesto a esta ciudad en el mapa internacional y que ha conseguido que miles de visitantes se acerquen a contemplarlo, y ya de paso disfrutar de otros encantos que ofrece esta ciudad, como su gastronomía.
Dentro de este magnífico museo, se encuentran otros dos museos más pequeños dedicados a la cultura del gusto, el gusto por el buen yantar. Uno es el restaurante Nerua, una estrella Michelin, comandado por Josean Alija, un cocinero que ha sabido cuidar el producto local, sobre todo el de la huerta, humilde y que tras mimarlo con sus manos lo convierte en un plato de la más alta cocina. El otro más informal y asequible al bolsillo, muy recomendable, el denominado Bistró Guggenheim Bilbao.
Este restaurante es una buena opción para comer, tanto para los visitantes que se acercan a la villa, como para los que vivimos aquí. Por un precio asequible, podemos disfrutar una cocina de producto, bien confeccionada, un buen servicio y todo ello en un marco inmejorable.
Ha sido ampliado hace poco más de un año, ya que se quedaba pequeño para la gran demanda de personas que venían a visitar el museo y querían quedarse a comer en el Bistró, por lo que antes y ahora, lo mejor es reservar vía Web, con confirmación inmediata. https://module.eltenedor.es/es_ES/module/10762-2d685#/53952/dhp
La carta consta de varios menús. Uno rápido “comida express”, un plato principal más un postre a elegir de los de la carta, para los que tienen prisa por seguir visitando el museo, al precio de 18,20 € más 10%IVA. El menú estándar, en el que tú eliges un primero, un segundo y un postre, de entre los de la carta. Su precio es de 25,60 € más 10%IVA. Hay que tener en cuenta que en la carta figuran algunos platos especiales, que tienen suplemento, lo que incrementa el precio final. Y para finalizar disponen de un menú degustación, más amplio, en el que se incluyen algunos de los platos más representativos del restaurante, al precio de 36,50 € más 10% IVA. Todos los menús incluyen, bebida y pan. Aunque también te ofrecen una extensa carta de vinos, por si no te conformas con el de la carta. Por cierto, el pan, de lo mejor que hemos probado en un restaurante de Bilbao. (Qué poco se cuida el detalle del pan. Esto daría para otro post).
Un detalle a destacar es la cajita de madera que te sacan al final de la comida, pidas o no café (este último no está incluido en el precio). En la cajita vienen unos pequeños dulces para degustar, financier, brownie y nubes de fresas (un par de cada, por comensal). Todo un detalle, para acompañar el café (no puede faltar al final de una comida, somos cafeteros), aunque como los dulces están tan buenos, te quedas un poquito con ganas de más.
Si hace buen tiempo, te suelen ofrecer tomar el café en la pequeña terraza que da a la ría, un lugar privilegiado en mitad de la fachada del museo, con magnificas vistas de la Universidad de Deusto, y del nuevo paseo de Abandoibarra que discurre por la orilla del Nervión.
Los platos de la carta se cambian un par de veces al año, dejando siempre algún plato fijo en ella, los más demandados por los visitantes (como por ejemplo la torrija. Empapada en una crema de yemas y dorada en la sartén, con helado de café una maravilla).
Hay gente que le puede parecer un precio excesivo para la cantidad que te ponen (no mucha, pero suficiente). Ni mucho menos, Bilbao es una ciudad cara, y os aseguramos que los platos que vais a degustar están muy bien trabajados. El personal y el producto es lo que al final encarecen el precio que pagas, y en lo que respecta al Bistró ambas características se dan, buen producto, y muy bien trabajado (se necesitan muchos cocineros para preparar y poner a punto estos platos), por lo que al final su precio es mucho más que razonable.
Aunque ya os hemos comentado que la carta varía, alguno de los platos se mantienen y otros se transforman un poco. Por eso os ponemos alguno de los platos que hemos probado y que os recomendamos, por si al final os decantáis por visitar nuestra ciudad y elegir este restaurante para contemplar otro museo, esta vez gastronómico, a un buen precio.
Tomate relleno de chipirones, con arroz negro, y una cremita suave de queso Idiazabal
Verduras salteadas con jugo de queso Idiazabal.
Un juego de verduras bien cocinadas, muy «al dente», respetando el sabor de cada una. Te pueden parecer que están un poco crudas, a nosotros nos resultaron muy agradables. Además el jugo de Idiazabal, que ya habiamos probado en otros platos, le va fenomenal. Un acierto.
Raviolis de nabo, pollo y espinacas con salsa carbonara.
Unos raviolis atipicos, ya que no encierran el relleno, sino que solamente lo cubren. Sustituyen la pasta por el nabo cortado en láminas muy finas. Un relleno que son una especie de albondigas, con un sabor muy suave, casi neutro. Incluso la carbonara nos parecio un poco insípida. Esperabamos más de este plato.
Cordero asado y deshuesao, lacado con su salsa, con crema de cebolla y unos garbanzos fritos.
Es un buen taco de carne deshuesado campactado en su gelatina, y marcado a la plancha. Con mucho sabor a guiso tradicional.
Albóndigas de cerdo ibérico con chip de alcachofas
Bacalao confitado sobre perlas de tapioca en jugo de marisco y su pilpil
Un bacalao confitado en su punto, servido sobre un lecho de tapioca embebida en un jugo de marisco, una confinación perfecta. Un plato tradicional con un toque moderno, con mucho sabor, sin quitar protagonismo al ingrediente principal el bacalao.
Bacalao confitado, polenta de puerros y pilpil de calabaza
Este plato de bacalao nos resultó menos atractivo que el anterior. El pilpil de calabaza no nos agradó mucho, nos quedamos con el tradional. En nuestra Web, tenemos otros pilpil (de rúcula y de boletus), que creemos que le aportan más a este extraordinario pescado, que esta salsa de calabaza.
Un tiramisú, deconstruido: un bizcocho de chocolate emborrachado , con una crema de mascarpone y un helado de café o chocolate, (creó).
Raviolis de piña, rellenos de crema de plátano y helado de coco.
Un postre diferente, bien resuelto, una combinación perfecta la de la piña y el coco. Además es un postre que llena, por si te has quedado con hambre.