En nuestro último viaje a las costas gallegas, como siempre hicimos un par de paradas por tierras asturianas. Una de ellas tuvo lugar en Luarca, pueblo, pesquero y conocido por su exposición de calamares gigantes en Aula del Mar de CEPESMA y por ser la cuna del Novel Federico Ochoa.
Nos habían recomendado el restaurante el Barómetro, y la verdad no nos defraudó. En primer lugar decir que el propietario y maitrê es un perfecto anfitrión. Nos explico detalladamente los pescados del día, recomendándonos algunos de platos bandera de la casa. También nos comentó, que las cantidades eran grandes, cosa que ya nos esperábamos por estos lares, pero siempre es bueno saberlo. Como teníamos antojo de fabes, pedimos una ración de fabes con almejas para los dos. Muy buenas, poco grasientas, tiernas y con el punto perfecto que le dan las almejas.De segundo uno cogió merluza con salsa de oricios (un clásico de la casa), tenía sus dudas sobre el sabor potente de los oricios, pero no, estaba exquisito, suave de sabor, el pescado en su punto, la ración contundente, plato superrecomendado.
El otro plato elegido fue cachón, unos filetes de ternera gigantes empanados con un trozo de jamón en medio, con sus patatas y pimientos, para reventar. La carne tierna, con sabor, seguro que era de ternera de esas tierras. Un plato por otro lado, típico de aquellos lares
De postre nos recomendó la tarta de queso, otro clásico. Sin parafernalias como en otros lugares, tarta de queso sin más, sin galletas, hojaldre, ni mermeladas, que te distraigan del sabor del queso. Nos pareció exquisita y eso que en nuestros estómagos ya no cabía más.
Salimos muy satisfechos, y la relación calidad precio buena.
Luego un paseíto por la cuesta hasta la Atalaya y el mirador para bajar la comida y contemplar la belleza de este pueblo marinero. Seguro que volveremos, comida casera, con el mejor producto del mar y del campo, buen trato, no se puede pedir más. El local no es muy grande por lo que si os interesa, lo mejor reservar.